viernes, 4 de enero de 2013

Inquietantes paralelismos fractales. 1: Belerofonte.

Mediocridad: condición de los mediocres. Impera a sus anchas entre muchas de las mentes preclaras que nos gobiernan con tanto desacierto como ignorancia. Como el alumno que desconoce la lección, el político perdido tiende a copiar a quien tiene al lado; así, renglón a renglón, reproduce exactamente el examen del compañero sin pararse a pensar (porque no tiene criterio para ello) si lo que copia está bien o mal. Otra característica intrínseca de el mal alumno (del mal político), amén de la limitación de su raciocinio, es la persistencia en el error porque a pesar de la montaña de suspensos con los que la prensa y la realidad le regala insistentemente día tras día, sigue copiando al mismo compañero de pupitre. El procedimiento es fractal porque quien es copiado, igual de necio, copia a su vez a quien considera mejor que él, y así hasta el infinito alemán de la alumna rubia, a quien no le importa falsear respuestas porque su papá es rico, ella es rica y necesitan un millón de burros para mover la inmensa noria de su molino. Hasta la nausea, nuestros indomables responsables se han subido al caballo del recorte con la excusa de la quiebra: alimentan a la bestia bancaria, y a las grandes empresas clientelares con nuestra sangre mientras reconducen la riqueza por el más reducido circuito Arena que pasa por la deuda pública, los bancos y las finanzas amigas; mientras el dinero no salga de ese círculo (y no parece dispuesto a salir), el ciudadano seguirá perdiendo lo poco que le queda por el desagüe gubernamental que conduce directamente al circuito. Vasos comunicantes en un solo sentido. Así, los alcaldes copian el modelo a los gobernantes autonómicos, éstos a los nacionales y los nacionales genuflexan ante el BCE de la alumna rubia. Así pretenden llegar al Olimpo sin querer saber que su Olimpo será el de Ganimedes: no el del dios, sino el del copero. Equilibrio en la miseria. ¡Pobres copiones, del primero al último! No saben que el Olimpo divino está vetado al mortal, que ese caballo es un trampa, que los mandamases no dejarán de beber ambrosía a nuestra costa, engordar con nuestra súplicas, reírse con nuestra inútil aventura de la miseria, porque... Belerofonte, vencedor de la Quimera, pretendió a lomos de Pegaso alcanzar el Olimpo. Fuese porque Zeus lo impidió encabritando al caballo, fuese por vértigo o temor, Belerofonte cayó desde las alturas muriendo o vagando cojo, ciego o loco por la llanura Aleya.

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